“Es posible que yo reciba mucho de ti… Incluso más de lo que yo misma deseo o puedo imaginar. Basta que mis deseos sean los tuyos. ¡Que yo quiera, lo que tú quieres Señor!”.
Al Dios de siempre…
Haré honor a la Palabra que me ha permitido nombrarte, aunque acostumbres a resonar en lo más hondo de mi silencio, la llamaré bendita porque por ella un día te hiciste verbo para irrumpir en nuestra historia.
Eres la Palabra más serena, apacible, la más dulce y enamorada…has llegado hasta mí como la tenue melodía que acalla toda duda y enjuga toda lágrima.
El ruido de mil voces ha amenazado de muchas formas el silencio que te espera reverente,pero aún perdida en un mar de ruidos tu voz me alcanzaría siempre.
No dejes nunca de resonar en el silencio de mi espera; porque si tu voz se apaga se me muere el alma…Ella precisa de la melodía que emerge hasta de tus respiros; ella se contenta con los sollozos que de vez en cuando acompañan tus lágrimas, ella sabe leer tu voz en clave de silencios y esperanzas.
No dejes de ser Palabra, sigue desafiando la agudeza de los ruidos que hacen estruendos en el alma.
Tarde o temprano terminaré descubriendo que tu Palabra es la inconfundible voz que me llama.
Hermana Sandra Milena Velásquez Bedoya, Terciaria Capuchina de la Sagrada Familia.[slideshow_deploy id=’2403′]