Querido Jesús, casi nunca me he detenido a darte las gracias por haberme llamado desde tu infinita misericordia. Aunque tengo muchas fallas, quiero decirte que todos los anhelos, los sueños y las metas que tengo tienen principio y fin en ti, que tú eres el primer pensamiento que tengo cuando me levanto y el ultimo cuando voy a descansar.
Querido Jesús, quiero que sepas que no veo la hora de entregarme completamente sin reservas a ti; que mi corazón arde cada vez que esta en presencia tuya; que mis labios no hacen más que hablar de ti; que mi mente solamente tiene pensamientos para ti.
¡Que maravilloso momento es aquel en el que estoy en tu presencia, en el que te recibo en la sagrada comunión!
Me sedujiste Señor y yo me dejé seducir. Y, ¿Cómo negarme ante semejante majestad? ¿Cómo decirte que no? Después de conocerte, todo cambia y es imposible no comenzar a amarte, y después de amarte, es imposible no seguirte.
Señor, yo te he consagrado los mejores años de mi vida, y a pesar de mi inconstancia y debilidad he mejorado y a medida que pasa el tiempo la llama que encendiste en mi arde con mas fuerza.
Recíbeme Señor conforme a tu voluntad y no confundas mi esperanza. <3
Kevin Camilo Arboleda Oquendo, estudiante del Conservatorio de la U. de A.