No saben de lo que se pierden

La Eucaristía, por mucho tiempo, ha sido el alimento espiritual que sostiene la vida de personas, que en ella, reconocen la presencia verdadera de Cristo.

La Eucaristía no es un momento, ES EL MOMENTO, pues en ella, el autor del universo, que se hizo hombre para salvarnos, se hace presente en ella. ¡Qué gran visita! ¡Qué gran momento! El cielo y la tierra se juntan, es un gran respiro para el alma, pues es el creador de todo que, entrando en nuestra humanidad, nos degusta de lo que será la vida eterna para quienes le siguen de corazón.

La Eucaristía es el gran banquete, es el milagro que todos los días se hace nuevo.

Que tristeza me da de aquellos que no crean que allí se hace presente, pues mientras muchos de ellos discuten el plato de entrada, que es la palabra, nosotros disfrutamos del banquete; no se pierden de mucho, SE PIERDEN DE TODO.

La invitación es muy sencilla, ¡Vayamos a misa! No nos quedemos solo en la palabra, pues aunque es fundamental, en la Santa Misa tenemos a Cristo en persona, bajando del cielo para salvarnos, para enriquecernos, para alimentarnos.

Bendito sea el Señor por todo el bien que nos hace, que nos da la oportunidad de verlos, de poder tenerlo frente a nosotros visitando el cielo de nuestra alma.

 

 
 
Kevin Camilo Arboleda Oquendo.
Estudiante del Conservatorio de la U de A.
 
 
 
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